-Carta a mi vida (Querida vida)-
Recuerdo que cuando llegué a Liverpool a mis 12 años, lo vi parado allí tocando guitarra para si mismo. Por alguna razón me llamó mucho la atención su mirada fija en el instrumento, y su mente sólo estaba en esa canción. Sus dedos se movían con tanta seguridad, y el sonido era lo más hermoso que había.
Recuerdo que me encontré otra vez con mi compañera de toda la vida. Nos abrazamos después de tantos años de lágrimas y sonrisas sin vernos.
Recuerdo las -más o menos- nueve mejores personas que había conocido. Estaban frente a mis ojos bailando, cantando, riendo y besándose. Cuatro niñitos tocaban canciones placenteras en un escenario que tenía tantos años de antigüedad.
Recuerdo cuando me hicieron crecer probando sustancias y bebidas, conociendo las fiestas y otras cosas, como asesinar a alguien y luego escapar. Y me hicieron sentir lo que era el amor, lo que se sentía ser libre, lo que se sentía ser salvaje, lo que se sentía estar bien.
El tiempo pasó y ese pasado me destruyó. Aquellas sustancias se apoderaban de mi, y ni si quiera podría controlarme.
Después del noveno año ya nunca más los volví a ver. Y cuando los encontré otra vez, fue como si tu volvieras a tomar el color que tenías antes. Era la misma armonía con mis colores en la piel. Me devolvieron el aire que necesitaba después de estar sola durante unos años.
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Al paso de un corto tiempo, a ellas se les había ocurrido un día cantar una canción gritándola. Cuando había un "Ah" como de desahogo, se ponían una en frente de la otra y se gritaban una a la otra. Ramona que estaba encima de la mesa de la sala de estar, se lanzó a los brazos de Pru y se abrazaron fuertemente, llenado de besos la cara de la otra. Y siguieron siendo amigas después de que se toparan con los labios de la otra.
Luego de eso llegaron al sofá y se recostaron estando abrazadas. Pru tomó una botella de Ron que estaba botada en el suelo, bebió un poco y se la dio a Ramona, que tenía su cabeza reposada en su pecho. Luego de que bebieran un poco, lloraron. Y la canción se repitió diez veces más.
Cuando Pru despertó, estaba sola. Se puso de pie y se observó en un espejo que había ahí cerca. Fue hacia el patio trasero de la casa y encontró a Ramona fumando un cigarrillo, recostada en el pasto y observando el cielo, que estaba muy estrellado.
-Las estrellas brillan más hoy.-Ofreciéndole un cigarrillo a Pru.
-Oye, falta más vino.
-Vayamos a comprar, los chicos vienen hoy...-Y tocan la puerta-Ahora.
Fueron a abrir, y ahí estaban los cuatro, sonriendo.
-Pasen.-Dijo feliz Pru y besando a Evan en los labios mientras que entraban los demás a la casa.
-¿Qué les pasó? Es como si se hubiesen levantado recién y siguen estando borrachas.-Dijo Evan.
-Eso pasó.-Dijo Ramona mirando a Ross con el cigarrillo en la boca.
-Tenemos que ir a comprar vino.-Dijo Pru.
En eso Josh se acerca a Ramona sigilosamente apartándose de los demás.
-Toma.-Dijo Josh mirándola a los ojos y dejando algo en sus manos. Entonces se abrazan y se van afuera.