viernes, 27 de septiembre de 2013

Rebeldía entre comillas.

Lucy se quedó quieta un momento, y comenzó a reflexionar.
-¿Y lo del negocio familiar?
-¿Aún sigues con esa maldita esperanza de que nuestros padres nos heredarán ese maldito puesto?-Lucy no dijo nada, sólo esperó a que Pru dijera algo nuevamente. Así fue-Ellos ya tienen otros hijos, hombres. Sabes como son de machistas en ese sentido. Nosotros ya no somos nada para ellos, ni si quiera nuestros hermanos mayores.-Dijo seria, y terminando la conversación, comenzó a alejarse.
Lucy con los ojos medios llorosos veía como se alejaba y sacaba un cigarrillo de su bolsillo y lo encendía. Luego comenzó a seguirla.
-Entonces...¿Nos vamos a tomar un café?
-Pru la observó un momento-Está bien.-Luego sonrió.
Subieron nuevamente a sus bicicletas y pedalearon lo más rápido que pudieron, hasta llegar al Fenwick Coffee Shop. Pidieron dos cafés, y unas cuantas galletas de vainilla.
-¿Qué más sabes sobre Jane?-Preguntó Lucy a Pru.
-Es hija del Director del colegio.
-¿Qué?-Preguntó sorprendida.
-¿No sabias?
-No.-Dijo aún más sorprendida.
-De hecho, cuando las castigaron a ambas porque se golpearon, a ella solo la transfirieron a otra escuela, un poco...barata, si se podría decir. Te hicieron creer que la habían suspendido, pero no. Fue sólo por una semana.
-¿Por qué no me lo dijiste?
-Porque no quería que te abalanzaras sobre ella y desfigurar el "hermoso" rostro que tiene.-En eso Lucy ríe-Oye, ya terminamos.
-Lo se.
-No tengo dinero.
-Yo tampoco.-Dijeron, mientras se miraban con una sonrisa en los labios.
-Tomemos nuestras cosas, y nos vamos, ¿Sí?-Propuso Pru.
-De acuerdo.-Dijo Lucy aún con una sonrisa.
Entonces se pusieron de pie, tomaron sus cosas y salieron rápidamente de aquel lugar, sin pagar la cuenta. Tomaron sus bicicletas y se fueron a comprar varios rollos de papel higiénico y unos cuantos huevos para luego largarse a la escuela. En el camino tiraron todos sus cuadernos en la calle, mientras veían cómo los arrollaban. Sólo lo hicieron para hacer algo de espacio para el papel higiénico y los huevos.
Cuando llegaron, no entraron ni nada, sólo se quedaron allí mirándola de frente. Luego se miraron mutuamente unos momentos y sacaron los huevos de sus mochilas junto con el papel higiénico. A la cuenta de tres, comenzaron a bombardear la escuela, y luego a arrojar el papel higiénico a esta. Por alguna razón, era divertido. Por alguna razón, no pensaron en las consecuencias que esto podría tener.
De repente, cuando estaban de lo mejor, a ambas las toman de los brazos y las llevan al interior de la escuela. Las chicas jamás entendieron lo que sucedía, hasta que se encontraron en la sala del director, junto con su hija; Jane.
-¡Se acabó!-Gritó el director, junto con golpear la mesa fuertemente-¡Se van suspendidas!
-¡Lo haremos cuando usted de verdad suspenda a su hija, señor!-Protestó Lucy. En eso Pru la mira con horror.
-¿Qué es lo que haces, prostituta?-Dijo con algo de miedo Pru.
-¡No me parece justo que nos suspendan a nosotras, pero a la hija del director no!-Dijo Lucy y se puso de pie, y golpeó la mesa. Se había descontrolado un poco.
-¡No hables de esa forma aquí, si no quieres irte de esta escuela para siempre!-Exclamó el director. Fue entonces cuando Lucy se sentó nuevamente y se calmó un poco.
En ese momento cuando Jane le susurró algo en el oído a su padre; el director. Él asintió. Ella sonrió.
-Tengo algunos trabajos para ustedes...-Alcanzó a decir el director, hasta que alguien entra a la sala interrumpiendo. Todos voltearon apresurados, para ver de quién se trataba. De quiénes, ya que eran Robert y Stu.
-¿Qué demonios hacen ustedes aquí?-Preguntó Pru mirando a ambos.
-Robert...-Dijo Jane suspirando.
-No las puede suspender. Y Lucy no puede irse de esta escuela.-Dijo Robert, y luego miró a Lucy. Ésta, sólo lo miró sorprendida, al igual que Pru. Al igual que Jane.
-Fue nuestra culpa, director. Lo sentimos.-Dijo Stu, mintiendo.
-¿Cómo?-Preguntó el director, algo confundido-Explíquenme todo, por favor.
-Verá...-Dijo Stu nervioso.
-Nosotros...nosotros hicimos una apuesta, y...-Dijo nervioso.
-Ya entiendo.-Dijo el director muy poco convencido, por lo cierto.
-¡Es mentira, padre!-Exclamó Jane-Robert no haría algo así.-Dijo y luego miró a Robert con unos ojos coquetos. Lo que incomodó un poco a éste.
-¿Es verdad lo que dijeron, chicos?-Preguntó el director.
-No.-Dijeron las chicas.
-Sí.-Dijeron los chicos.
-¿Qué?-Preguntó el director confundido.
-Sí.-Dijeron ambos chicos, tratando de poner la cara más convincente que tenían.
-Está bien.-Dijo el director y sonrió.
-¡Mienten, padre!-Gritó Jane.
-Lo que decimos es cierto, señor.-Dijo Stu.
-Padre, Lucy hoy no estaba en clases, ni Prudence no estaba en los recreos hoy.-Dijo tratando de convencer a su padre.
-¿Es eso cierto?-Preguntó el director.
-Si.-Respondieron ambas chicas, algo resignadas.
-No.-Se opusieron ambos chicos.
-¿Qué sucede?-Preguntó el director aún más confundido que la vez anterior.
-Nada.-Dijeron los cuatro chicos.
-¡Mienten, padre!-Protestó nuevamente Jane.
-Ok. Retírense ustedes cuatro.-Les dijo el director.
Los cuatro asintieron con la cabeza y se retiraron.
-¿Por qué diablos hicieron eso?-Preguntó Pru.
-Porque te iban a suspender, y yo no quería eso.-Dijo Stu con cara de "conquistador". Luego abrazó a Pru y la besó en los labios.
Mientras eso sucedía, Robert y Lucy los miraban, mientras tocaban el violín. Hubo algo de silencio, pero Robert lo quiso romper.
-¿Cómo has estado?-Preguntó mientras se rascaba la nuca.
-¿Te interesa saberlo?-Preguntó Lucy recordando que debía estar furiosa con él. Giró su cabeza para poder verlo a la cara.
-Yo creo que si.-Dijo Robert algo extrañado.
-Bien, estoy bien.-Dijo con una mezcla de ironía y odio.
-¿Me lo dices en serio?-Preguntó desorientado-Te ves algo tensa...
-¿Ya se te olvidó?-Dijo aún con el mismo todo.
-¿Qué?
-Olvídalo.-Dijo resignada y volteando la cabeza nuevamente hacia el horizonte.
-¿Olvidar qué?
-Dije olvídalo.-Y se cruzó de brazos para luego acomodarse su mochila e irse a hablar con Pru y Stu, quienes se habían dirigido al gimnasio-Ya me voy a la sala.
-¿Estás loca?-Preguntó Stu.
-Quédate con nosotros.-Dijo Pru animada.
-No, de seguro Robert llega. Tú sabes.-Le dijo a Pru.
-De acuerdo.-Contestó Pru.
-Adiós.-Dijo Lucy, hizo un gesto con su mano y se alejó de ellos.
Las horas pasaron. Aburridas eran las clases, y antipáticos eran sus compañeros de clase. Lo único que quería era salir a recreo a estar con los chicos. Había inventado hasta una extraña excusa para poder entrar para nada. Hasta que lo eterno se acabó. Sonó el timbre y todos salieron apresurados, para luego irse a sus casas.
Al salir, con lo primero que se encontró, fue a Ross apoyado en la puerta.
-Tanto tiempo.-Dijo Ross sonriente.
-Hola.-Dijo Lucy y le sonrió.
-¿Nos vamos?
-¿A dónde?-Preguntó ella tontamente.
-No lo sé.-Dijo Ross mientras comenzaron a caminar lentamente por los largos pasillos de la escuela-¿Te quieres ir de inmediato a tu casa, o qué?
-No sé, ¿Y tú?
-No.-Dijo y rió junto a Lucy-¿Vamos a mi casa?
-De acuerdo.-Dijo ella, sin pensarlo dos veces-Pero antes vayamos a mi casa, tengo millones de tus chaquetas.-Y rió levemente.
-No exageres, sólo son dos.-Dijo y rió.
-Eso es mucho.
Salieron de la escuela para poder hallar la bicicleta de Lucy. Cuando la encontraron se subieron a ella como pudieron. Ross conducía. Iban de una manera tan rara, que todos se le quedaban viendo raro.


Llegaron a casa de Lucy por las chaquetas, y luego se fueron a casa de Ross. Allí escucharon unos cuantos discos de The Beatles y Pink Floyd, mientras disfrutaban de unas galletas que le había dejado la mamá de Ross a este. Lo habían pasado de maravilla. Como a las siete, Lucy se fue a casa.
Y entonces el tiempo pasó volando.

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