jueves, 19 de marzo de 2015

Como de desahogo.

Lucy/Ramona/Audrey:

-Carta a mi vida (Querida vida)-

Recuerdo que cuando llegué a Liverpool a mis 12 años, lo vi parado allí tocando guitarra para si mismo. Por alguna razón me llamó mucho la atención su mirada fija en el instrumento, y su mente sólo estaba en esa canción. Sus dedos se movían con tanta seguridad, y el sonido era lo más hermoso que había.
Recuerdo que me encontré otra vez con mi compañera de toda la vida. Nos abrazamos después de tantos años de lágrimas y sonrisas sin vernos.
Recuerdo las -más o menos- nueve mejores personas que había conocido. Estaban frente a mis ojos bailando, cantando, riendo y besándose. Cuatro niñitos tocaban canciones placenteras en un escenario que tenía tantos años de antigüedad.
Recuerdo cuando me hicieron crecer probando sustancias y bebidas, conociendo las fiestas y otras cosas, como asesinar a alguien y luego escapar. Y me hicieron sentir lo que era el amor, lo que se sentía ser libre, lo que se sentía ser salvaje, lo que se sentía estar bien.
El tiempo pasó y ese pasado me destruyó. Aquellas sustancias se apoderaban de mi, y ni si quiera podría controlarme.
Después del noveno año ya nunca más los volví a ver. Y cuando los encontré otra vez, fue como si tu volvieras a tomar el color que tenías antes. Era la misma armonía con mis colores en la piel. Me devolvieron el aire que necesitaba después de estar sola durante unos años.

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Al paso de un corto tiempo, a ellas se les había ocurrido un día cantar una canción gritándola. Cuando había un "Ah" como de desahogo, se ponían una en frente de la otra y se gritaban una a la otra. Ramona que estaba encima de la mesa de la sala de estar, se lanzó a los brazos de Pru y se abrazaron fuertemente, llenado de besos la cara de la otra. Y siguieron siendo amigas después de que se toparan con los labios de la otra.


Luego de eso llegaron al sofá y se recostaron estando abrazadas. Pru tomó una botella de Ron que estaba botada en el suelo, bebió un poco y se la dio a Ramona, que tenía su cabeza reposada en su pecho. Luego de que bebieran un poco, lloraron. Y la canción se repitió diez veces más.
Cuando Pru despertó, estaba sola. Se puso de pie y se observó en un espejo que había ahí cerca. Fue hacia el patio trasero de la casa y encontró a Ramona fumando un cigarrillo, recostada en el pasto y observando el cielo, que estaba muy estrellado.
-Las estrellas brillan más hoy.-Ofreciéndole un cigarrillo a Pru. 
-Oye, falta más vino.
-Vayamos a comprar, los chicos vienen hoy...-Y tocan la puerta-Ahora.
Fueron a abrir, y ahí estaban los cuatro, sonriendo.
-Pasen.-Dijo feliz Pru y besando a Evan en los labios mientras que entraban los demás a la casa.
-¿Qué les pasó? Es como si se hubiesen levantado recién y siguen estando borrachas.-Dijo Evan.
-Eso pasó.-Dijo Ramona mirando a Ross con el cigarrillo en la boca.
-Tenemos que ir a comprar vino.-Dijo Pru.
En eso Josh se acerca a Ramona sigilosamente apartándose de los demás. 
-Toma.-Dijo Josh mirándola a los ojos y dejando algo en sus manos. Entonces se abrazan y se van afuera. 

sábado, 17 de enero de 2015

Cigarrillos, alcohol, heroína y Chopin.

Fueron horas que se ocuparon para conducir. Tuvieron que oír en la radio sobre el homicidio de Robert y que aún no encontraban a Audrey. No eran melodías placenteras y trataban de ahogarlas escuchando a Mac DeMarco y con unos Viceroy. Lo querían mucho y ni se habían dado cuenta que tenían algo más en común.
No se dieron cuenta cuando ya habían llegado a su viejo hogar. París aún estaba con esa fragancia amorosa y conocida. Las hacía viajar, y eso era perfecto. Cuando llegaron a la vieja gran casa se dieron cuenta de cuánto habían crecido, porque ya no era tan grande.
Estacionaron en auto, se sacaron las pelucas y luego siguieron a James, quien les habría abierto las puertas de la casa. Les esperaba un gran festín en el comedor. Ambas se sentaron en sus asientos de pequeñas y se sirvieron de todo un poco.
-Qué viejo está James.-Susurró Ramona.
-Agradece que nos quiere y que nos preparó todo.-Dijo y tomó un poco de vino de su copa.
Luego de que entraran las maletas, James se fue.
En la casa sonaba Subterranean Homesick Blues de Dylan. Ambas bailaban por la felicidad de escapar.
La fiesta era linda, y ya estaba amaneciendo. Decidieron dormir un poco, estaban exhaustas.
Para cuando despertaron, ambas ordenaban sus cosas en sus futuras habitaciones. Él teléfono de Ramona sonó y vio que se trataba de Evan. 
-¿En dónde estás?-Preguntó él.
-¿Por qué?-Preguntó ella sospechando. En eso llegó Pru y se posó a su lado.
-Estamos preocupados por ti. Ross quiere verte.
-Ah, dile que se masturbe y ya.
-Tonta. Dinos en dónde estás y vamos de inmediato.
-¿Están con la policía o algo?
-No.-Dijo seguro.
-Voy a creerte. Estoy en París con Pru.
-¿Qué?
-¿Vienen o no?
-Sí, claro, ¿En dónde están?
Los Strypes se dirigían a la casa de Pru y Ramona en el jet privado de la banda. Habían llegado en pocas horas a París, entonces subieron al auto que les esperaba y se fueron directo a ver a las chicas.
Cuando llegaron les abrió una sonriente Ramona, y atrás estaba Pru, sentada en la escalera. Ross tomó a Ramona y la besó en los labios apenas la vio, y los demás fueron a saludar a Pru con un abrazo y un beso en la mejilla. Evan miró todo el tiempo a Pru con unos "ojos brillantes" y una sonrisa en la cara, pero se ponía serio cuando Pru lo miraba.
Había música, cigarrillos, alcohol y algo de heroína que había llevado Josh. Todos estaban drogados y borrachos, cuando Ramona y Ross desaparecieron. 
-¿Hace cuánto que llegaron?-Preguntó Evan a Pru.
-Ayer por la noche.
-Ah, bien.-Fue silencio.
-¿No quieres ir afuera?-Preguntó Pru.
-De acuerdo.
Ambos salieron de la casa y se fueron al patio trasero. Evan sacó una cajetilla de cigarrillos y le ofreció a Pru, quien aceptó. Luego ambos prendieron sus cigarros.
-¿Qué ha sido de ti?-Preguntó Pru.
-¿De mi? Nada especial, solo ha sido un mundo de drogas, sexo y rock and roll, literalmente.
-Suena bien...-Dijo sonriendo y volteando a mirarlo.
-No lo es.-Rió mirando a Pru.
-¿Por qué? 
-Las mujeres con quienes me he acostado, nunca reemplazaron a la que siempre ame.-Dijo mirando los ojos de Pru.
Ambos se quedaron en silencio, y luego ambos labios se toparon, "accidentalmente". Se fueron a la habitación de Pru, mientras que Pete y Josh salian de la casa. 
Los gemidos de ambas habitaciones se escuchaban hasta la sala de estar, que aún estaba cubierta de Chopin.

martes, 23 de diciembre de 2014

Bob Dylan cumplía un rol importante.

-Pasa.-Dijo Pru con una sonrisa leve.
Ramona entró al departamento de Pru y esta cerró la puerta. En una mesita habían un par de botellas de vodka vacías y al lado un cenicero lleno de cenizas y colillas de cigarro. Y de fondo, sonaba una canción triste. Era bastante triste. Era tan triste que hacía llorar. Era canción para fumar y beber y morir.
-¿Por qué estás aquí?-Preguntó Pru.
-¿Qué te pasó?-Preguntó Ramona algo preocupada y volteó a verla. Pru lloraba.
-Stu me dejó.-Dijo y soltó dos lágrimas más.
Pru le contó lo sucedido a Ramona. Fue que Stu había conocido a una mujer básica, como las demás. No, Stu no. Mejor Stuart. Y Ramona le contó lo sucedido y si había visto las noticias. Pru no las había visto, entonces tuvo que contarle toda la historia detalle por detalle. Pensaron que mejor ocuparan la cabeza en otra cosa.
-Así que, por favor, pinta mi cabello y vayámonos del país.-Suplicó Ramona.
Luego de un momento de mirar a Ramona a los ojos; respondió-De acuerdo.
Debían comprar pelucas y tinturas para el cabello. Eligieron pelucas de color rosa y rubio y cortas, y las tinturas eran verde y azul. El segundo paso era pintarse el cabello. El tercero llamar a Francia.
-Cachipún a quién llama.-Dijo Pru.
Se "tiraron" al cachipún tres veces y perdió Ramona.
Tomó el teléfono y marcó a su padre. Tardó varios segundos su padre para contestar, y esos segundos parecían eternos. Finalmente Ramona cortó.
-¿Qué?-Preguntó Pru.
-No puedo.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Pru, me escapé del hospital y mi papá me vio ahí en esa cama.
-Ok...llamaré yo.-Pru toma el teléfono y marcó a su padre. Cinco segundos después su padre contesta-¿Papá?
-¡Prudence! ¿Cómo has estado?
-Sí, bien. Oye.
-¿Pasó algo?
-No, es sólo que necesito pedirte un favor.
-Dime.
-La casa en París, ¿Está desocupada?
-Ah, si. ¿Por qué?
-Es que...-Miró a Ramona-Necesito darme unas vacaciones y quisiera ir allá.-Mintió.
-Está bien. Enviaré a alguien para que ordene y tenga todo listo. ¿Cuándo te irías?
-Mañana en la noche.
-De acuerdo. Le diré a James que se vaya de inmediato.
-Bien. Gracias, papá.
-Cuídate, hija. Adiós.-Pru corta.
-¡Tenemos la casa!-Gritó Pru.
El cuarto era empacar las cosas de Pru y buscar dinero. Quinto, lavarse el cabello. Sexto, comer algo y ver televisión.
Se sentaron en el sofá y lo primero que apareció eran las noticias.
-Aburrido.-Dijo Pru y alzó su brazo para cambiar el canal.
-¡No!-Exclamó Ramona y le sujetó el brazo.
-Nos acaban de informar que el fugitivo ya detenido, William Beckenbauer, falleció hace unas horas. Él estaba grave en el hospital central de Liverpool. El accidente le habría provocado una hemorragia cerebral, y lo que sería la principal causa de su muerte. Aún no se sabe nada de la fugitiva Audrey Taylor, la cuál tenía cierto tipo de relación con William...
Estaba muerto. David se fue, y todo por culpa de Robert. Ramona se descontroló, comenzó a llorar desconsoladamente y maldecía a Robert. Pru trataba de calmarla, pero casi no tenía éxito. Cuando logró tranquilizar a Ramona se sentaron ambas en el sofá.
Ramona miró fijamente a Pru-Tengo cosas que hacer.-Se puso de pie.
-¡No, Ramona! ¿A dónde vas?-Dijo poniéndose de pie y tomando los brazos de Ramona.
Ramona sólo la miró y la abrazó.
Tomó su peluca rubia y su pistola que estaba encima de la mesita. La guardó entre su pantalón y tomó unos lentes sin aumento.
-Vuelvo pronto.-Dijo Ramona.
-¡Espera!-Exclamó Pru tomando su peluca y poniéndola en su cabeza-Voy contigo.
Pru tomó sus llaves y ambas salieron del departamento.
Eran casi las once y les costó un poco encontrar un taxi. Cuando hallaron uno, se fueron directo a la casa de Robert.
Cuando llegaron, vieron que las luces estaban apagadas. Supusieron que no había nadie. Tendrían que pasar la reja, y luego entrar por alguna ventana. Buscaron cosas que les sirviera, en especial dinero.
Estaban en la habitación de Robert, y ya habían encontrado unas cuántas cosas, cuando de repente sienten el ruido de un auto llegar. Pru miró por la ventana de la habitación, y se dio cuenta de que era Robert.
-Es él.-Dijo en susurro nerviosa.
-Rápido, ve a esconderte en el baño.-Y apuntó una puerta y le pasa todo el dinero que habían encontrado.
Pru obedeció, se encerró y se escondió en la tina. Mientras que Ramona sólo se sentó en la cama a esperar a Robert.
Robert abrió la puerta principal de la casa y prendió las luces. Había todo un desorden.
-¿Hola?-Preguntó él con voz alta.
Fue hacia la cocina, tomó un cuchillo y comenzó a caminar hacia la escalera. Comenzó a subir despacio, hasta que llegó al pasillo y vio que la puerta de su habitación estaba abierta. Se acercó sigilosa y rápidamente, hasta que entra y se encuentra a Ramona sentada en su cama.
-¿Qué haces aquí?-Preguntó Robert tirando el cuchillo al suelo y acercándose a ella.
-Nada, sólo vine a verte.
-Te extrañé mucho.-Y sonrió llegando a su lado-Debemos salir del país.-Dijo acariciando la cara de Ramona-¿Dónde vamos? ¿Italia, Francia, Alemania? Dime, te complaceré...-Acercándose a sus labios.
-¡No!-Sacó su pistola, empujó a Robert con todas sus fuerzas y este cayó al suelo-No quiero, David murió. ¡Todo fue tu culpa!-Dijo llorando y apuntando a Robert con su arma.
Robert temía por su vida y su corazón latía a mil. Se puso de pie y levantó sus manos.
-Vamos, Ramona, no quieres hacerlo.
-Eres un imbécil, Robert.-Entonces jala el gatillo y la bala atraviesa el tórax de Robert.
Él sólo miró a Ramona y le resbaló una lágrima en su mejilla. Y cuando cayó al piso, Pru sale del baño.
-¿Qué pasó?-Preguntó preocupada viendo a Robert en el piso sangrando; muerto.
-Hay que irnos.
-¿Qué? ¿Qué hacemos con el cuerpo?
-¡Nada, Pru, hay que irse!-Tomó del brazo a Pru y salieron de la habitación.
Sacaron las llaves del auto de Robert y corrieron hasta la salida de la casa. Subieron al auto y se fueron lo más rápido que pudieron, junto con todo el dinero que reunieron y el álbum de fotos de los fabulosos años. Cuando llegaron a la casa de Pru, comenzaron a empacar todo lo necesario. Sus pelucas, la ropa de Pru, el dinero, el álbum...y claro, no podían faltar sus discos. Llamaron al padre de Pru y le avisaron que se irían en ese momento. Él lo tomó con calma, todo iba bien hasta el momento.
Tomaron las maletas y cerraron el departamento. Bajaron hasta el estacionamiento y subieron a su nuevo auto. 
En el camino las acompañaba Bob Dylan con It's all over now, baby blue. A Ramona le cantaba en los oídos y en su alma también. Como siempre hace Bob, torturando con su poesía. Como siempre Bob Dylan cumplía un rol importante en sus vidas.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Audrey Taylor.

-Vete.-Fue lo primero que dijo Ramona al ver a Robert.
-No lo haré, yo te amo.-Respondió Robert acercándose, al igual que los demás-No te dejaré otra vez, yo te cuidaré, lo prometo.
-La única persona que se hará cargo de ella, soy yo.-Advirtió la madre de Ramona-Cuando te den el alta, hija, te irás conmigo.-Y tomó la mano izquierda de Ramona.
-No me iré con nadie.-Dijo corriendo su mano un poco, dejando de tener contacto físico con su madre.
Habría que escapar una vez más.
Pasaron las horas, y la hora de visita se había acabado. La habitación en donde se encontraba Ramona estaba protegida con dos guardias afuera.
Se levantó cuidadosamente de su cama para no hacer algún tipo de escándalo mínimo. Caminó cuidadosamente hasta la ventana de la habitación, abrió las cortinas y miró hacia afuera. Estaba solo en el primer piso. Entonces abrió la ventana sigilosamente, y miró nuevamente hacia afuera y luego a la puerta de entrada a la habitación. Nadie estaba vigilando por suerte. Pasó su pierna hasta tocar el piso y luego pasó la otra, así para sacar todo su cuerpo. Se escabulló por entre los árboles, hasta que llegó a una muralla, miró hacia arriba y vio que tenía altas posibilidades de pasarlo, ya que había un árbol al lado de él y le permitiría pasar. Trepó hasta llegar a lo más alto, en donde había una rama gruesa y fuerte que estaba casi al otro lado del muro. Finalmente lo pasó, se dejó caer hasta el suelo.
Cuando se puso de pie, comenzó a correr, hasta que llegó a su antiguo departamento. La puerta estaba cerrada, y las luces apagadas. Quiso abrir la puerta, y lo logró. Se podría decir que no era un mal día para Ramona Starkey.
Cuando entró, aún estaba ese típico olor a alcohol, a cigarrillos, a sexo y a olvido. Cuando encendió las luces, le entró algo a su cuerpo que le apretó el alma; y dolió.
Cerró la puerta y de inmediato comenzó a buscar ropa. Se cambió y en cuanto se estaba poniendo sus zapatos, ve un papel en el piso que estaba algo arrugado. Por alguna razón le llamó la atención. Lo recogió y vio lo que decía en su interior, que era una especie de dirección. Lo guardó en el bolsillo de su pantalón y terminó de ponerse los zapatos. Tomó un bolso y comenzó a buscar dinero que guardaba en la base de una muralla, sacó un ladrillo y miro hacia adentro, tomó la caja que había allí y la abrió. Aún había cierta suma de dinero que había dejado hace unos meses. Guardó el dinero en el bolso y metió nuevamente la mano al agujero del muro y sacó una pistola y la guardó en la parte de atrás de su pantalón. Al parecer estaba lista. Se puso la capucha y apagó las luces. Se fue.
Camino hasta la avenida e hizo parar un taxi.
-Hola.-Dijo ella subiendo al taxi. Cerró la puerta y sacó el papel de su pantalón-Vamos hasta allá.-Y le mostró el papel.
El conductor asintió y aceleró. Como a los cinco minutos, en la radio sonaba algo preocupante. Había que estar atento, era peligroso.
-Nos informan que esta noche la fugitiva Audrey Taylor huyó del hospital central de Liverpool. Se pide por favor que informen a la policía si la han visto, o por algún acto sospechoso. Su vestimenta era una bata de hospital y su cabello es negro...
La habían descubierto. Audrey, Ramona y Lucy no sabían qué mierda hacer. Sus pensamientos la aturdían , su vista se nublaba y su miedo la dejó sorda, y no se dio cuenta de que ya habían llegado.
-¡Señorita!-Gritó el conductor. Ramona despertó-Llegamos.
Ramona abrió su bolso y le pagó al conductor. Se bajó.
Se encontró con un edificio. Miró nuevamente el papel y comenzó a subir las largas escaleras. Hasta que encontró el departamento 45. Golpeó la puerta y le abrió una joven de aproximadamente 23 años. Sus ojos se llenaron de lágrimas, al igual que los de Ramona. Ambas se abrazaron y lloraron. Lloraron sonriendo. Estaban felices. ¿Cuánto tiempo había pasado? 6 años o más. Entonces se separaron y Ramona habló sonriendo.
-¿Cómo estás, Pru?

miércoles, 22 de enero de 2014

Cerca de la muerte.

Luego de dos meses, David y Ramona decidieron volver a Liverpool; claro que con diferentes nombres y personalidades.
En el camino, Ramona no podía evitar pensar en los chicos, su antigua casa, en todo lo ocurrido; todo junto era una gran confusión.
Cuando llegaron a Liverpool, se fueron directo a la casa de Robert, para sacar algunas cosas. David se quedó en el auto, y Ramona tocó la puerta, abrió rápidamente Robert.
-No me entregues.-Fue lo primero que dijo Ramona al ver a Robert.
Él la abrazó y le besó la mejilla, luego la frente, y la cabeza.
-No te vayas de nuevo, por favor.-Seguía abrazándola fuertemente, sin soltar ni una lágrima, como siempre.
-No me entregues, por favor.-Dijo y comenzó a llorar y a abrazar a Robert.
-No lo haré, no quiero perderte otra vez.-Dijo y la apretó un poco más,  Ramona trató de zafarse, hasta que lo logró.
-No digas eso, por favor.
-No te vayas, o te entrego a la policía.-Dijo asustado.
-No digas eso, Robert.
-No te irás, ¿oíste?-Dijo y le tomó los brazos y la zamarreó un poco. David bajó rápidamente del auto, y empujó a Robert, para que dejara de lastimar a Ramona.
-¿Qué haces, idiota?-Dijo preparando su puño. Algo impidió que le golpeara la cara a Robert. Ramona tomó el puño de David.
-No, amor.
-¿Amor?-Preguntó Robert-¿Llamas a este asesino "amor"?
-Si lo llamas asesino, llámame asesina a mi también, porque también soy culpable de todos esos crímenes, Robert.-Volteó a ver a David-Ve al auto.
-No, no voy a dejar que él te golpee otra vez.-Dijo tomando la mano de Ramona a escondidas.
-Necesito sacar algunas cosas mías, Robert.-Dijo Ramona a este.
-No, no las sacarás.
-¿Quieres que te golpee?-Preguntó David a Robert.
Minutos después, Ramona estaba haciendo algunas maletas en la habitación de huéspedes, mientras que Robert la observaba atento, y David observaba atento a Robert.
-Ramona, no...-Dijo Robert algo apenado.
-No hagas esto más difícil, Robert. Si hay alguien más culpable en todo esto eres tú, tú me metiste en las drogas, por lo tanto, tú tienes la culpa de todo.-Tomó una maleta y se fue de aquella habitación junto a David.
-¡Ramona!-Gritó Robert, tratando de seguirlos.
Era demasiado tarde para él. Subieron las maletas al auto y se fueron. Corrió al interior de su casa y llamó a la policía.
Ramona y David iban tranquilos a casa de la mamá de Ramona, hasta que la policía apareció.
-Maldito hijo de puta.-Dijo Ramona mirando hacia atrás-¿Qué hacemos, David?
-Escapar otra vez.-Respondió este acomodando el espejo retrovisor y observando a la policía a través de éste.
-Me da miedo...-Dijo Ramona y David la interrumpió.
-Lo sé, amor. No nos queda otra, lo siento.-La observó un momento y luego aceleró.
-David, no...-Dijo con lágrimas en los ojos.
-Lo siento, Ramona.-Dijo también con lágrimas en los ojos.
Él cerró los ojos, Ramona miró hacia adelante. Se oyó un fuerte ruido, y todo se volvió oscuro.
David sangraba de todas partes, al igual que Ramona, y el auto del muchacho, ya era chatarra. El pulso de ambos era muy débil, y la gravedad del accidente era tan alta, que llegaron hasta los bomberos. El lugar estaba repleto de gente, y Robert estaba allí.
La ambulancia se los llevó a ambos. Mientras iban en camino, ella despertó, algo atontada por cierto.
-¿En dónde estoy?-Apenas habló. Veía todo blanco, hasta que pudo divisar a un doctor-¿En dónde está él?-Dijo mientras le presionaban el cuello un poco para tomar el pulso, pudo ver a David, aún inconsciente, casi muerto. Había girado la cabeza un poco, y entonces la giraron otra vez para estar derecha. Ella comenzó a llorar. Trató de tomar su mano, y lo logró.
A los minutos llegaron al hospital, y a ambos los dejaron en habitaciones diferentes. Luego de algunas horas de curación, llegaron visitas para Ramona. Entre ellas, su madre, su padre, hermanos y Robert.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Huye.

Luego de dos minutos, volvió a abrir los ojos, y pudo ver que estaba acostada en una cama que no era la de huéspedes, ni tampoco era la habitación de huéspedes, sino que estaba en una habitación completamente blanca. Pegó un salto, y se dio cuenta de que estaba conectada a un respirador artificial. Al instante, alguien le sujetó los brazos. Era Evan.
-Tranquila.-Dijo él, dejado los brazos libres de Ramona. Ella se quitó el respirador artificial rápidamente, para luego poder hablar.
-¿En dónde estoy?-Preguntó extrañada.
-En un hospital.
-¿Por qué?
-Te desmayaste, o algo así.
Entonces Ramona no preguntó más y no dudó en abrazar fuertemente a Evan. Éste correspondió al abrazo. Y Ramona comenzó a llorar.
-Lo único que quiero, es salir de esto.
-Lo sé. Sólo va en ti.-Alejándose un poco y mirándola a los ojos.
-¿En dónde están los chicos?
-Afuera.-Poniéndose de pie-¿Quieres verlos?-Ramona asintió.
Evan salió de aquel lugar y llamó a los chicos. Ellos entraron de inmediato a saludar a Ramona, mientras lo hacían, el doctor llegó.
-Ah, ya veo que despertó la paciente.-Dijo sonriente.
-¿Ya me puedo ir?-Preguntó Ramona sonriendo, igual que todos en la sala.
-Claro que no.-Dijo el doctor serio, mientras miraba el expediente médico de Ramona.
-¿Por qué no?-Preguntó Ross.
-Porque aún no llegamos a algo concreto de que le pase a Ramona.-Dejando el expediente en una mesa cercana.
-Mierda.-Maldijo Ramona.
-No te preocupes, en cuanto antes sepamos qué te sucedió, te podrás ir.-Aseguró el doctor.
-De acuerdo.-Dijo Ramona insatisfecha con la respuesta.
Cuando el doctor se fue dejando la puerta cerrada, Ramona se apresuró en hablar antes de que alguien cruzara esa puerta.
-Tienen que traerme ropa, ahora.-Dijo Ramona a los chicos desesperada.
-No, ahora no te puedes ir...-Dijo Robert, hasta que Ramona lo interrumpió.
-O al menos algo de LSD que tenía en mi sostén, pero por favor ayúdenme.-Dijo Ramona más desesperada aún y con lágrimas en los ojos.
-No, Ramona.-Dijo Evan.
-Peter...-Le tomó el brazo de Peter.
-Lo siento.-Dijo él, quitando las manos de Ramona de su brazo.
Todos se fueron, dejando sola a Ramona en llanto. Si ellos no la sacarían, tendría que hacerlo ella sola. Esperó hasta que el reloj marcara la media noche. Vigiló a que nadie fuera ni viniera por los pasillos, entonces abrió la ventana y salió de la habitación, y pudo ver que estaba en el segundo piso del hospital. La fachada de este le ayudó en su escape, permitiendo que ella se desplazase hasta llegar a un pilar y bajar hasta el primer piso, amortiguando su caída unos arbustos.
Cuando se puso de pie, vigiló que nadie pasara por ahí, y corrió hasta llegar a la reja. Trepó con dificultad, y pudo salir. Era libre.
Comenzó a correr lo más fuerte que podía. Por las calles, las carreteras, los parques. Tanto así, que si eso hubiese sido una parte de alguna película, la canción de fondo sería Runaway, de los Yeah Yeah Yeahs. Ella lloraba, sabía que lo que había hecho no estaba bien, ni pensaba que estaba enferma. De repente comenzó a tiritar. Necesitaba nuevamente alguna dosis, de cualquier cosa, de lo que sea.
Entonces llegó a Penny Lane, y de tanto correr y tiritar y llorar, se arrodilló; se rindió. Y comenzó a llorar, mientras apoyaba su hombro derecho en un muro y se cubría la cara con ambas manos.
-¿Estás bien?-Dijo una voz masculina interrumpiendo el lloriqueo de Ramona.
Ella secó sus lágrimas y volteó para mirar a aquella persona. Lo conocía, sabía de quién se trataba. Ramona se puso de pie, no sabía si correr o quedarse allí para conseguir algo de ayuda. Ella no dijo ni una palabra y se alejaba lentamente.
-No, espera...-Se acercó bruscamente a ella y Ramona se asustó soltando un pequeño sonido-Por favor, no huyas de nuevo.
Ramona comenzó a soltar su cuerpo, hasta llegar al punto de no tener miedo otra vez de aquel hombre.
-¿Estás bien?-Ramona vaciló un poco y luego negó con la cabeza.
-No, no estoy bien, ¿Cómo quieres que esté?-Contestó de mala manera.
-Lo siento.
-¿Puedes ayudarme?
-Claro, con una condición.
-¿Qué?
-¿Vuelve conmigo?
-¿Qué?-Extrañada-¡No!
-¡Por favor!-Le toma los hombros.
-¿Para que hagas lo mismo que la última vez?-Dijo tratando de quitar las manos del chico de sus hombros-¿Cuántas veces más, David?
-¡Ninguna!-Gritó con los ojos bien abiertos y mirando los ojos de Ramona-Todas las demás novias que tuve después que te tuve a ti...-No completó la frase y luego se tocó la frente-¡Nadie se te compara, Ramona!
-¿Y a cuantas no les dijiste eso?
-Sólo a ti.
-David, deja de mentir. Por lo único que me tenías, era por el dinero.-Y rió-¡Acéptalo, y ya!
David tomó a Ramona de la cara y la besó lo más fuerte que pudo. Era como si no la fuera a soltar jamás. Y Ramona, claro, se dejó llevar, se dejó convencer.
-Créeme.-Dijo David luego de separarse de Ramona.
-Te creo, idiota.-Dijo sonriendo y luego besó levemente a David en los labios.
David rodeó con su brazo izquierdo a Ramona y se dirigieron a casa de David.
-¿No tienes algunas prendas que me puedas dar?-Preguntó Ramona a David, mientras se sentaba en un sofá.
-Supongo.-Le toma los brazos a Ramona y la pone de pie-Sígueme.
Fueron a la habitación de David y ambos se sentaron en la cama. David comenzó a buscar en su velador alguna dosis, hasta que la encontró. Acostó a Ramona, tomó su brazo izquierdo le enredó una especie de cuerda y le inyectó heroína. Ramona gritó de dolor, luego de un momento a otro se calmó.
-Oh, cariño, te amo...-Dijo Ramona sonriendo.
Entonces, David tomó otra e hizo el mismo procedimiento. Se puso de pie, tomó un disco de The Velvet Underground, el favorito de ambos, y la habitación comenzó a vibrar.
David se acostó al lado de Ramona, y entonces pasó lo que tenía que pasar. Todo el disco, o sea, "toda la noche".
Al día siguiente, tomaron los bolsos y los discos. Y claro, todos los antiguos instrumentos de trabajo: las pistolas y navajas afiladas, se metieron de entre los bolsillos y pantalones de los dos.
Salieron de la casa y a cualquier supermercado, fueron a asaltar. No importaba cuanta gente hubiera, menos quienes eran. Lo que importaba era el dinero, y las tantas cosas que sólo les quedaban a ellos, y por supuesto, ellos.
Siempre cuando entraban a algún lugar juntos, tendrían que sacar las armas y las balas, no importaba a quién disparar.
Y siempre, la palabra favorita de Ramona en esos momentos era:
-¡Ahora!-Y entonces, ambos disparaban y de un segundo a otro escapaban, luego de encontrar las llaves de algún lujoso auto.
Pero esta vez no se quedaron en Liverpool, sino que huyeron. Escaparon a Blackpool, y un poco antes de acabarse el dinero y la droga, huyeron con más a Newport, luego a Cambridge, y por último a Londres.
Se quedaron allí un tiempo, en casa de viejas amistades. Habían pasado al rededor de tres semanas, y durante esas tres semanas, habían buscado insaciablemente a Ramona en Liverpool. Al igual que a David, claro. Sus caras aparecían por todas partes.

viernes, 1 de noviembre de 2013

La estupenda segunda noche.

Narración normal.

Ramona -o Lucy-, se fue a la habitación de huéspedes. Se alistó para dormir, y luego apagó las luces. Durmió plácidamente.
Con respecto a Robert, él no había dormido casi nada. Daba vueltas y vueltas su cabeza. Se levantaba, iba y venía por los pasillos para cansarse. Nada. Pensó en golpear la puerta a la habitación de huéspedes, pero no era necesario. Luego de unas cincuenta vueltas por toda su casa, se fue a dormir. Daban las cinco en ese entonces.
Como a las once de la mañana, Ramona despertó. Bajó las escaleras hasta la cocina. Trató de hacer algo rico de desayuno. Casi explotó la cocina de la casa, pero terminó por hacer unos rancios Hot Cakes.
De repente, sintió que Robert bajaba las escaleras. Ella se apresuró para dejar lista la mesa y luego comer. Dejó las demás cosas sucias en un lavaplatos, y en eso abrió Robert la puerta del comedor.
-¿Qué haces?-Preguntó Robert divertido.
-Desayuno.-Respondió Ramona.
-Eres una tonta.-Dijo y le sonrió.
-¡Siéntate, tarado, se va a enfriar!-Gritó Ramona.
Entonces Robert se sentó junto a Ramona y comenzaron a comer.
-¿Qué tal si vamos a ver a Pru?-Preguntó Robert.
-¿En serio?-Preguntó Ramona entusiasmada.
-Sí. También podríamos juntarnos con los demás, ¿No crees?
-Los demás, ¿Quiénes?-Preguntó mientras daba un sorbo a su taza de té.
-Pete, Stu, los chicos...
-¿The Strypes?-Entonces Robert asintió-De acuerdo.-Dijo e hizo un movimiento con sus hombros.
-¿Tienes el número de alguno?-Preguntó Robert.
-De todos.
-Llámalos.-Robert sacó de su bolsillo su teléfono y se lo pasó a Ramona.
Ella comenzó a marcarle a Ross, quien le contestó al instante.
-¿Hola?-Habló Ross.
Ramona tardó un poco en hablar, ya que se puso algo nerviosa, lo que le pareció muy extraño.
-¿Hay alguien allí?-Preguntó Ross. Entonces Ramona reaccionó.
-¿Ross? Soy yo, Ramona.
-Ramona, te necesito aquí y ahora...
-Yo también te necesito aquí y ahora.-Dijo Ramona interrumpiendo a Ross-Bueno, los necesito.
-¿Para qué?
-Necesito verlos.
-Nosotros también te necesitamos.
-¿Para qué?
-Tú sabes para qué.-Luego rió.
-¿Con quién hablas, amor?-Se escuchó una voz femenina a través del teléfono.
Luego de eso, la llamada se cortó. Ramona quedó desconcertada. Miró el teléfono y luego se lo pasó a Robert.
-¿Qué pasó?
-No sé.-Dijo a media voz.
Robert marcó nuevamente a Ross y él contestó de inmediato.
-¿Hola?-Dijo Ross.
-Ross, habla Robert.
-¡Hola, Robert!-Luego hubo un leve silencio-¿Robert?-Preguntó extrañado.
-Sí, estoy acá con Lucy...-Ramona lo interrumpió.
-¡No me digas Lucy, mierda!-Exclamó algo enfadada.
-Con Ramona.-Dijo Robert.
-¡Dame con él ahora!-Dijo Ramona algo histérica.
-De acuerdo.-Dijo Robert y le pasó el teléfono a Ramona.
-¿Quién demonios era ella?-Preguntó Ramona a voz en cuello.
-Tranquila, Ramona, sólo era la...-Ramona interrumpió a Ross.
-Te espero en la casa de Robert.
-¿Y en dónde demonios vive Robert?-Preguntó Ross.
Ramona le pasó la dirección de Robert y cortó la llamada. Esperarían a The Strypes, aunque llegaran a las tantas de la madrugada.
Robert notó a Ramona algo molesta, así que se sentó junto a ella y comenzó a hablar y a hablar.
-¿Qué te sucede?-Preguntó mientras rodeaba el cuello de Ramona con su brazo derecho. Ella volteó a verlo y no dijo ni una palabra-En serio, ¿Qué te pasa?-Dijo tomando la cara de Ramona con ambas manos, para voltear y mirarla a los ojos.
-Nada.-Dijo Ramona con voz queda.
Robert volvió a abrazarla, pero Ramona hizo un movimiento brusco con sus brazos y se zafó de Robert. Subió a la habitación de huéspedes y se encerró allí. Comenzó a tiritar; estaba inquieta y su cuerpo le pedía cualquier sustancia que encontrara. Tocaba sus bolsillos y nada. Buscó entre la ropa que había traído Robert, y ahí encontró heroína. Se preparó e inhaló, hasta que se tranquilizó. Aprovechó también de ponerse algo de ella en los dientes y luego la saboreó, hasta que dio un suspiro de satisfacción.
Pudo oír que golpeaban la puerta, pero ella jamás respondió. Miraba el techo, mientras su cuerpo tocaba el piso. Pudieron abrir la puerta, mientras que Ramona aún yacía en el suelo, con la vista desorientada. Alguien la tomó entre sus brazos, y golpeó varias veces la cara de Ramona. Ella sólo volteó la vista para ver de quién se trataba. Era Ross.
Pudo notar que entraba más y más gente a la habitación, pero a ella no le importó, en lo absoluto. Miraba a Ross con ojos llorosos. Apenas y podía abrir la boca para poder hablar; apenas y podía hacerlo.
-Necesito más.-Dijo Ramona en susurro.
-¿Más de qué?-Preguntó Ross, aún con ella en sus brazos.
Pero no obtuvo respuesta. Ramona cerró los ojos y lanzó un ligero suspiro.

viernes, 4 de octubre de 2013

Algo de recuerdos.

-¿Qué?-Preguntó Robert extrañado.
Me senté en su cama, y él se acercó a mi.
-¿Cómo? ¿Qué pasó?
-Soy Groupie.-Dije y lo miré a los ojos-¿Jamás me viste en alguna revista?
-¿Qué?-Preguntó él sorprendido.
-Fui la Groupie de The Strypes. Sí, me acostaba con Ross casi siempre.-Dije como si nada, luego aparté la mirada.
-¿En serio?-Preguntó sorprendido-Jamás te había visto...-No terminó la frase.
-Tenía el pelo azul, quizás...-Dije y lo miré otra vez.
-Con Ross, ¿Eh?-Sonó algo celoso.
-Sí.-Dije media seca.
-¿En dónde están ahora The Strypes?-Preguntó sentándose a mi lado.
-En una gira, supongo.
-¿Por qué no fuiste con ellos?
-Necesitaba dinero, no acostarme con Ross todos los días.
-¿Qué hiciste?
-Traté de conseguir dinero subiéndome al auto de algún desconocido. Luego él me lleva a su casa, tenemos juegos algo extraños, cerveza, cocaína...Luego de que no de más de borracho, le robo todo lo valioso que haya en su casa. Los hombres son muy fáciles, Robert.-Dije, y luego reí.
-¿Robabas?-Preguntó sorprendido.
-A veces. Algunas veces, eran ellos los que iban a mi casa, y me emborrachaban y me drogaban. Cuando estaba hecha bolsa, me hacían lo que querían. Ahí perdía yo.
-¿Trabajaste todo este tiempo teniendo sexo...?-Lo interrumpí.
-No.
-¿No?
-También me iba a los clubes para cantar un poco. Aunque la mayoría de las veces me drogaba demasiado o me emborrachaba demasiado, y no llegaba ni a la mitad de la canción y me dormía en los escenarios. Tuve varios problemas con eso.-Dije, y luego no obtuve otra palabra de Robert-Me dio sueño.
-Ve a dormir.-Dijo seco.